El misterio de las momias guanches
TÉCNICAS SOFISTICADAS DE MOMIFICACIÓN
Tras la conquista española de las islas Canarias, hubo un hecho que llamó
poderosamente la atención de los primeros españoles que se asentaron en las
islas, concretamente en Tenerife: las costumbres funerarias de los guanches, la
población indígena local, de origen beréber, que momificaban a sus muertos usando técnicas muy
sofisticadas.
Alfonso de Espinosa, un religioso que observó el
fenómeno, dejo constancia de ello por escrito: "Los naturales de esta
isla, piadosos para con sus difuntos, tenían la costumbre que, cuando moría
alguno dellos, llamaban ciertos hombres (si era varón el difunto) o mujeres (si
era mujer) que tenían esto por oficio y desto vivían y se sustentaban, los cuales,
tomando el cuerpo del difunto, después
de lavado, echábanle por la boca ciertas confecciones hechas de manteca de
ganado derretida, polvos de brezo y de piedra tosca, cáscara de pino y de otras
no sé qué yerbas, y embutíanle con esto cada día, poniéndolo
al solo, cuando de un lado, cuando de otro, por espacio de quince días, hasta
que quedaba seco y mirlado, que llamaban xaxo"(cadáveres desecados)
Al
parecer, la
momificación la llevaban a cabo los llamados achicasnai, la casta más baja de la sociedad
guanche, que estaba compuesta por curtidores y matarifes.
Según los actuales estudios por radiocarbono
realizados a las pocas momias guanches que sobreviven, al parecer, la
momificación se llevó a cabo en Tenerife entre los años 400 y 1400 d.C.
Los difuntos se enterraban en cuevas, envueltos
en pieles de cabra y atados a planchas de madera. Se han
documentado algunos
cadáveres que presentaban evisceración y otros que no. La
evisceración se practicaba a través de varias hendiduras –en hombros, cuello,
pecho y abdomen–; luego, los cadáveres se rellenaban con arena, pinaza, gofio,
corteza de árbol y otras sustancias. La sequedad ambiental de la que gozaban
las cuevas funerarias hacía el resto. Junto
a la momia se disponía un pequeño ajuar funerario para su
vida en el Más Allá.
El estudio de la momia canaria, una de las
mejores conservadas de la cultura guanche, demuestra que mantiene todos sus
órganos y que fue sometida a un cuidadoso proceso de momificación. La
investigación confirma
la teoría de que a las momias guanches no les extraían las vísceras,
algo que sí que ocurría con las egipcias
La momia
La momia guanche
se encontró en el año 1763 y se envió
al rey Carlos III. Después el
regalo fue varias veces desplazado, pasó por varios museos e incluso llegó a
formar parte de la Exposición
de París en 1878 antes de llegar
al MAN.
La
cueva fue descubierta en el siglo XVIII y la relató el cronista José Viera y Clavijo que juró en su crónica
haber encontrado un panteón "tan lleno de momias que no se contaron menos
de mil". Con esa descripción que algunos tildan de exagerada es como nace
la leyenda de las mil momias y la ubicación exacta, todavía a día de hoy, se desconoce. Lo único a lo
que alcanza el conocimiento es que se encuentra en el barranco de Herques, también
conocido por los locales como el barranco de los muertos.
José de Viera y Clavijo (Los Realejos,
Tenerife, 28 de diciembre de 1731-Las Palmas de Gran Canaria, 21 de febrero de
1813) fue un sacerdote católico, historiador, biólogo y escritor español,
reconocido como el máximo exponente de la Ilustración canaria.
El barranco de Herques
Algunos
exploradores aseguraron conocer las coordenadas y visitar de primera mano ese
lugar tan misterioso y con un alto valor histórico, pero todos ellos relatan
haber jurado no revelar uno de los secretos mejor guardados de Tenerife, las coordenadas de la gruta.
De las entrañas
del barranco de Herques salió una de las momias mejor conservadas de Canarias y
que ahora descansa en el Museo Arqueológico Nacional (MAN).
En
el Barranco de Herques confluyen una serie de elementos que
convierte a esta orografía en un lugar importante para los aborígenes, una especie de límite
territorial.
En
esa zona de la isla, se unen la existencia de una gran cementerio y sepulturas,
una estación de canales y cazoletas y una serie de topónimos de evidente
carácter guanche como, por ejemplo, Montaña de Béñamo y Hoya de los Tagoros,
que le confieren un valor simbólico.
A mediados del siglo XIX, justo en el barranco
de Herques, se halló un resto arqueológico relevante en nuestra cultura: ídolo de
Guatimac.
https://www.youtube.com/watch?v=vxE60fVyFrA
Guatimac, el ídolo guanche
elaborado con barro
Los guanches, el pueblo que vivió en Canarias
hasta la conquista castellana
Los guanches son los aborígenes de la isla de
Tenerife. Habitaban en esta isla hasta la
conquista por parte de la Corona de Castilla en el año 1496. Y
decimos de la isla de Tenerife, y no de todo el archipiélago. En el pasado y
actualmente, el concepto “guanche” se ha usado para denominar a los aborígenes
de todas las islas Canarias. Sin embargo, lo cierto es que en primera
instancia sólo hacían referencia a los de la citada Tenerife.
Esta
palabra era usada por los propios aborígenes de Tenerife para referirse a sí
mismos.
Proviene de la lengua bereber, y se traduciría como “el hombre que es de Ashenshen”. Este último término,
precisamente, es la manera en que estos denominaban a la isla. Por tanto, se los emparenta con los
bereberes. Esta es una etnia del norte de África, lugar del
que se cree que llegaron. Se estima que fue entre antes del siglo V a.C.
Los guanches vivían en comunidades patriarcales
en las que había una estratificación social, en función de la
riqueza. En este
caso, esto se medía por el número de cabezas de ganado que cada individuo
poseyera. Era una sociedad
totalmente jerarquizada, en la que el líder era una
especie de rey, al que se denominaba mencey.
Gracias por retrotraernos en el tiempo para conocer mejor a nuestras queridas Isla Canarias.
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