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LAIKA


UNA PERRA    "ESPACIAL"


                                  
                                                  
 



El 3 de noviembre de 1957 la Unión Soviética mandó a la perra Laika a bordo del Sputnik 2 en un viaje del que se sabía no volvería viva.
Ella fue el primer ser vivo en órbita y su viaje marcó un antes y un después en la carrera espacial entre la URSS y Estados Unidos, la gran protagonista de la Guerra Fría.


Lamentablemente, la tecnología de la época también la convirtió en el primer animal de la historia que murió en órbita.
Laika fue la protagonista de un viaje destinado a probar la seguridad de los viajes espaciales para humanos que para muchos sigue siendo una misión suicida.


Laika fue recogida mientras vagaba por las calles de Moscú.


Aún a día de hoy se desconoce el verdadero pedigrí de Laika. Se cree que era una mezcla de husky, alguna otra raza nórdica, con terrier.
Repasamos algunos detalles de la historia de esta perra mundialmente conocida como por qué la escogieron a ella, cómo fue su entrenamiento, su despedida, y aquel viaje sin retorno.




Los perros cosmonauta


Escogieron a esta perra mestiza como único tripulante del Sputnik 2 por su tamaño mediano y su tranquilo y calmado carácter.     
Fue el primer animal en órbita, pero antes que Laika, tanto los norteamericanos como los soviéticos, habían enviado animales vivos en vuelos suborbitales


En total, se calcula que entre 1951 y 1958 la URSS envío al espacio a 36 perros callejeros. Se decantaban por ellos porque “se asumía que estos animales ya habían aprendido a soportar condiciones extremas de frío y de hambre” 



                                               LOS DIEZ ANIMALES COSMONAUTAS




El entrenamiento: centrifugadoras y espacios reducidos


Antes de enviar a los perros al espacio, les sometían a pruebas durante días para asegurarse de que podrían soportar las condiciones de los viajes espaciales. 

La cabina del Sputnik 2 era reducida (de ahí que se determinase que la pequeña Laika fuese la idónea) y para acostumbrarles, fueron metiendo a los perros en compartimentos cada vez más pequeños durante 20 días.
(Laika en uno de los entrenamientos. (Corbis)



Al estar encerrados durante horas en espacios tan pequeños, los animales dejaban de orinarse y defecarse y se quedaban quietos. Su estado de salud se deterioró y comenzaron a darles laxantes para mejorarles pero sólo las largas horas de entrenamiento ayudaban a acostumbrarles.

Además, durante los días de entrenamiento, la alimentación de los perros se basó en un “gel especial de alta nutrición que sería su comida.




                    

La despedida


El 31 de octubre la perrita fue introducida en la cabina hermética al mediodía después de desinfectar la zona de los conectores para los sensores situados en la piel del animal.
 
Alrededor de la medianoche fue trasladada a la rampa, donde le esperaba su cohete ya en posición vertical. Laika estuvo vigilada en todo momento por dos ayudantes de Yazdovski, quienes decidieron introducir aire caliente en el contenedor para mitigar las bajas temperaturas otoñales del cosmódromo.

Laika tuvo que esperar tres días en la rampa mientras finalizaban los preparativos para poner a punto el R-7, pero había sido entrenada para ello y no dio signos de inquietud en ningún momento.






Laika no sobrevivió una semana en el espacio como estaba previsto. La perrita murió menos de seis horas después del lanzamiento —quizás solo vivió cuatro o cinco horas tras el despegue— por culpa de las altas temperaturas que se alcanzaron en el interior de su cabina.
Durante las tres primeras órbitas todo fue bien, pero los sensores biomédicos dejaron de emitir datos después de la cuarta órbita. Ya en la tercera órbita se registraron más movimientos del animal, sin duda relacionados con el incremento de temperatura en la cabina, que ya por entonces alcanzaba los 43 ºC. 



Los medios soviéticos ocultaron la causa de la muerte y declararon que la perra había sido sedada antes de que se le agotase el oxígeno, por lo que durante muchos años se creyó que Laika había muerto una semana después del despegue.
 En realidad nunca existió semejante sistema de sedación. El Sputnik 2 siguió orbitando la Tierra con el cadáver de Laika en su interior hasta que el 18 de abril de 1958 se quemó en la atmósfera terrestre después de completar 2.370 órbitas.

Tras su viaje, la URSS no dejó de poner en marcha estas misiones y al menos fueron enviados 12 perros más al espacio. Cinco de ellos regresaron con vida.


LOS PRIMEROS ANIMALES ESPACIALES






Los primeros animales que llegaron al espacio fueron un grupo de anónimas moscas de la fruta lanzadas el 20 de febrero de 1947 a bordo de un misil A-4 alemán capturado por los aliados que despegó desde la base estadounidense de White Sands.
Si nunca habías leído algo sobre estas pobres moscas espaciales es normal, porque los pobres insectos no impresionaron a mucha gente. Otro asunto es el primer mamífero que viajó al espacio.
Ese honor le corresponde al pequeño mono Rhesus Albert II, quien el 14 de junio de 1949 alcanzó los 134 kilómetros de altura en otro misil A-4. Pero Albert II, al igual que otros, murió en el cumplimiento del deber.
Los primeros seres vivos —sin contar bacterias, hongos o insectos— en superar la frontera del espacio y regresar con vida para contarlo fueron los perros soviéticos Tsigan y Dezik, que despegaron el 22 de julio de 1951 —seis años antes que Laika— en un cohete sonda V-1B (R-1V)
 Entre 1951 y septiembre de 1957 la URSS llevó a cabo un total de veinte lanzamientos suborbitales de cohetes R-1 y R-2 con perros a bordo. Desgraciadamente, no todos terminaron con éxito y cuatro animales (Dezik, Lisa, Bulba y Lisa 2) murieron en dos accidentes. 
Todas estas misiones no lograron captar la atención del público, que por entonces diferenciaba casi mejor que ahora lo que es un verdadero vuelo espacial —o sea, orbital— que un simple salto suborbital.



HOMENAJE DE MECANO A LAIKA



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