Ir al contenido principal

PORTUS BLENDIUM


 Blendios o Plentusios
La Cantabria prerromana estaba habitada por una serie de populi, gentes en latín, a los que se ha denominado incorrectamente tribus. Los blendios (en latín: blendii) fue uno de estos pueblos cántabros prerromanos. Según los escritos de Plinio y Estrabón, vivían en el centro de la actual Cantabria, en el Valle del Besaya, desde Reinosa hasta Suances aunque posiblemente habitaron el norte de Campoo, valles de Olea y Valdeprado del Río, como señalan una serie de hitos terminales de época romana que delimitaban el ager iuliobrigense.
Mapa de la distribución de los Blendios o Plentusios en el centro de  Cantabria:

Núcleo de población 
Suances a su vez es la capital del municipio. La localidad de Suances está ubicada a 98 metros sobre el nivel del mar. En el año 2017 contaba con una población de 8.645 habitantes (INE). Se encuentra en la desembocadura del río Saja, siendo la ría de San Martín de la Arena o ría de Suances la divisoria entre los municipios de Suances y Miengo. El caserío se divide entre la parte alta y la parte de la playa, donde está el puerto pesquero y también las playas de la Concha, la Ribera y la Riberuca. Al otro lado de una pequeña península (punta del Dichoso) quedan la playa de los Locos y la ensenada de la Tablía.




Aquí estuvo situado Portus Blendium en época de los romanos, posiblemente en la zona de la ribera de la ría, en punto no distante de lo que es el puerto actual. En el pasado, esta localidad se llamó San Martín de la Arena. Aquí hubo una vieja torre. En Suances desembarcó la reina María Cristina en septiembre de 1881. En esta localidad ambientó José María Pereda su novela La puchera (1889) , Amós de Escalante la novela Ave, Maris Stella (1877) y Elena Soriano la novela, La playa de los Locos (1955). Actualmente la Trilogía de María Oruña (Puerto escondido).








Comentarios

Entradas populares de este blog

              LA SIBILA DEL RIN   “La pequeña pluma que el viento sostiene”                                             HILDEGARDA DE BINGEN (1098-1179) La tierra que sostiene a la humanidad no debe ser herida. No debe ser destruída!!! Fue escritora, compositora, poeta, dibujante, naturalista, boticaria, médico, fundadora de conventos, teóloga predicadora y exorcista. Fue incluso taumaturga, es decir, obraba milagros.   El universo y el hombre                Pero al hombre le faltaba una ayuda que se le pareciera. Dios le dio estA ayuda   en el espejo que es la mujer . EstA contiene en sí todo el género humano que debía   desarrollarse en la energía de la fuerza divina…Así hombre y mujer se juntan para cumplir mutuamente su obra, pues al hombre sin la mujer no se le reconocería como tal y, viceversa. La mujer es la obra del hombre, el hombre, el instrumento de la consolación femenina, y ambos no pueden vivir separados” Las sutilidades de l
                                         Faros                                   QUE        NOS              ILUMINAN.                                            Un farero ciego cuida de una luz en el círculo polar ártico, una intrépida niña acude al rescate de varios náufragos, un pequeño pájaro desaparece de una isla tras la llegada de un faro, un fantasma escribe a máquina cada noche, un excéntrico personaje levanta una torre en mar abierto para más tarde perecer en ella, dos guardianes se esfuman misteriosamente de un solitario cayo… estas historias nos llevan hasta horizontes donde se cruzan Nelson Mandela, Edgar Alan Poe y Virginia Woolf y se suceden episodios de delirio, soledad y desasosiego; pero también de valentía y felicidad.                                 Ubicado al sur de Islandia y es considerado el faro más inaccesible del mundo. En la actualidad solo se puede acceder mediante un helicóptero, pero su construcción data de 1939 y

LOS XAXOS

    El misterio de las momias guanches TÉCNICAS SOFISTICADAS DE MOMIFICACIÓN Tras la conquista española de las islas Canarias,  hubo un hecho que llamó poderosamente la atención de los primeros españoles que se asentaron en las islas, concretamente en Tenerife: las costumbres funerarias de los guanches,  la población indígena local, de origen beréber, que   momificaban a sus muertos usando técnicas muy sofisticadas.   Alfonso de Espinosa, un religioso que observó el fenómeno, dejo constancia de ello por escrito: " Los naturales de esta isla, piadosos para con sus difuntos, tenían la costumbre que, cuando moría alguno dellos, llamaban ciertos hombres (si era varón el difunto) o mujeres (si era mujer) que tenían esto por oficio y desto vivían y se sustentaban, los cuales, tomando el cuerpo del difunto,   después de lavado, echábanle por la boca ciertas confecciones hechas de manteca de ganado derretida, polvos de brezo y de piedra tosca, cáscara de pino y de o